Dejate llevar!

¿Se acuerdan el primer peluchito que tuvimos cuando fuimos chicos?

¿Se acuerdan ese sentimiento que sentíamos por ellos?

Era algo hermoso. Yo sentía amor por ese peluche.

Sentía que iba a poder hacer cualquier cosa con él y que nadie me iba a hacer daño.

Me lo llevaba a todos lados, de acá para allá.

Era parte de mi.

Era una de las cosas que mas quería cuando era chiquita. Con el que compartía todo tipo de aventuras.

Ese era el paraíso. 

Con el aprendí lo que era querer a otra persona. Aprendí lo que es no estar solo. La necesidad que tenía por compartir nuestras cosas con el otro. 

Ahora todo cambio tanto. 

Queremos tantas cosas que son innecesarias.

Estamos llenos de cosas que no son importantes. 

Estamos todo el tiempo dependiendo de cosas materiales que no nos dejan nada. No nos produce ningún sentimiento, ni nos enseña nada.

Pensar que cuando eramos chicos solo necesitabamos de ese fiel compañero, que nos acompañaba siempre y que nunca nos traicionaba. Que nos consolaba cuando mamá o papá no estaban, porque nos sentíamos protegidos. 

Pensar que todo ha cambiado y que ya no necesitamos de ese peluche. 

Pensar que el tiempo ha pasado y que esa necesidad que teníamos la encontramos en las personas. 

Pensar que estamos rodeados de tecnología que nosotros creemos que es necesario y que nos ayuda a comunicarnos. Pero que solamente lo que obtenemos con ello es aislarnos del mundo real. De las personas de carne y hueso. De los cariños y los afectos. 

Me enseñó que podemos ser felices con tan poco. Pero que a la vez necesitamos todo eso que el peluche nos producía. Necesitamos encontrar la confianza y la protección en las personas, en los amigos. 

Gracias a todas esas personas que me hacen sentir todas esas cosas que yo sentía cuando era pequeña. Gracias por esas personas que están siempre siempre a mi lado

Gracias a esos amigos que me brindan su protección, sus chistes, sus abrazos, sus palabras, consuelo, cariño, diversión, momentos inolvidables y por sobre todo su amor.